Te entiendo bien. Tu bebé ya camina o quizá ya cumplió cinco años y,a pesar de haber hecho varios esfuerzos, no has podido regresar a un peso en el que te sientas cómoda y te preocupa tu salud.
Puede ser que tu cuerpo haya cambiado por el paso del tiempo. Tienes estrías, arrugas y se asoman tus canas.
Quieres sentirte mejor, y atractiva para ti. Has hablado con nutriólogas, médicos, cirujanos plásticos, esteticistas y cuando llega el momento en el que tienes la solución en tus manos, aparece tu resistencia y te quedas inmóvil.
Te dices que regresaras después, que no tienes dinero o que esperaras para cuando pase el invierno. Te da vergüenza fracasar una vez más y te escondes en una de tus sombras.
Pero ¿te gustaría sentirte cómoda en tu piel?
¿Qué pasaría si dejaras brillar tu luz y consiguieras un cambio permanente?
Imagínate una mañana en un Spa. Al abrir la puerta del lugar percibes un aroma sutil a cítricos que te hace sentir muy bien. Eli, la chica que te dará el masaje relajante que te has regalado, te recibe con una sonrisa.
Te guía hasta el vestidor y te da una bata blanca de tela suave, unas pantuflas comodísimas y también la llave de un casillero muy amplio. ¡Todo está impecable!
Una vez que te quitas la ropa y te pones la bata, sales al pasillo en donde Eli te está esperando en calma. Juntas, caminan hacia una de las cabinas, ella abre la puerta y te invita a que entres. Te pide que te recuestes desnuda sobre la camilla que está en el centro del cubículo y que te cubras con una sábana que despide un olor muy fresco; ¡la música que escuchas es perfecta para el momento!
Después, se retira y cierra la puerta. Al paso de tres minutos, escuchas su voz preguntándote si puede entrar y le respondes que sí.
Durante una hora con sus experimentadas manos y aceite esencial de lavanda te masajea el cuerpo. Cuando te toca los sitios en los qué has guardado más tensión: como el cuello, los hombros y la espalda alta, sientes incomodidad y hasta un poco de dolor, pero al terminar te sientes muy bien. Ha valido la pena levantarte temprano en sábado, trasladarte a la clínica e invertir en ti.
¿Te gustaría tener una experiencia agradable para reconciliarte con tu cuerpo y a mejorar tu salud?
Durante años he aprendido un sinnúmero de herramientas que me han llevado a mejorar mi salud y a amarme como soy.
Quiero compartir contigo mis experiencias y conocimientos para que tu también estés en paz contigo misma y que logres la vida significativa que mereces.
Habrá momentos en el camino en los que te sientas incómoda e incluso podrás sentir dolor o miedo por situaciones que has vivido, pero al igual que en el masaje, será pasajero.
Es necesario que tu pongas la parte que te corresponde y yo la mía.
Quiero conectar contigo desde el corazón.
Transformar el dolor en amor,
Ana Espinosa